Llamarla me pareció injusto cada una de las 50 veces que estuve a punto de hacerlo
Escribirle me pareció egocentrista cada una de las 97 veces que estuve a punto de hacerlo
Porque yo le amaba y amaba su soberanía, y si la llamaba y contestaba, o le escribía y así ella no respondiera iba a ser para rogarle, llorarle, implorarle y suplicarle que me dejara halarle hacia lo mío
No lo hice porque la amo
No lo hice, de verdad la amo
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