martes, 5 de julio de 2022

No sé, pero me encanta y la amo

No sé si hoy le hice un bien o un mal. Si le ayudé o le hice un mal.

¿A quién? A aquel ser, hermoso, brillante, cándido, especial que amo. Escribo entre lágrimas, físicas, similares a las que ella derramaba esta noche desde su casa. Me agarro la cabeza y no sé qué hacer, porque, la distancia es un gran imposibilitante de realizar algo, de poder verla de frente y decirle todo lo que tengo entre mi pecho atorado.

No sé si mis comentarios le terminaron de herir, tocar cicatrices o sumársele a todo lo que cargaba. Apagó su cámara, la oí sollozar un poco, su respiración cambiar pero el temor me ganó, el temor me ganó en ese momento para preguntar si estaba bien, si estaba llorando. ¿Por qué? Porque no quiero ser invasivo, porque tengo miedo a cometer un error con ella y todo se vaya al carajo. Esta mujer no me gusta, esta mujer no me atrae. No, no, no como otras en el pasado. Esta mujer la amo y eso reune, suma todo eso más otras cosas, más me encanta, más mueve todo mi ser. Esta mujer se ha convertido a quien yo quiero en noches como estas abrazar y que lloremos juntos por los dolores que aquejan el alma de cada uno. Esta mujer, entre sus churcos y su miedo a que todo funcione bien, y que tiene un síndrome del impostor actualmente es la mujer a quien le quiero hacer el amor todas las noches, tener sexo fuerte en la mañana, prepararle su café matutino, derramarme entre sus entrañas, preñarla de libros y aventuras, agarrar su mano y no soltarla.

No sé que sintió esta noche, ni por qué me lo ocultó. Que apagase la cámara fue un golpe, uno fuerte, a mi corazón. Sus razones ha de tener; pero yo, yo... Yo cuando la vea llorar lameré cada una de sus lágrimas, sacrificaré cual ser frente a ella solamente para que se distraiga y los problemas no le dañen su mente, que se relaje y los aborde con tranquilidad, con la inteligencia enorme que tiene, tanto en la vida como afectiva y técnica. No me avergüenzaría verla llorar, ni que llore frente al resto, tampoco la vería mal. Hoy la ví con una pijama rosada y me pareció lo más sexy que ví en el día.

Perdón si hice algo que te hiciera dudar de tí. Solo buscaba ayudar.

Perdón por no estar ahí, será una temporada larga pero prometo estarlo en el futuro. Los monstruos bajo la cama no te atacarán mientras yo pueda ayudarte a repelerlos e incluso te enseñaré trucos para cuando yo no esté.

Perdón por los errores que pude cometer hoy.

Perdón mi amor. Perdón mi Sofi. Perdón mi cielo. Perdón mi novia.

No te puedo prometer USA, ni París, ni Londres. Lo único que si te puedo prometer es mi amor, mis manos y mi cerebro que saben trabajar para construir cosas. No te puedo prometer un lugar especial para vivir, pero sí que siempre estarás en mi corazón, en mi mente, en mí. No te puedo prometer riquezas, pero sí sabiduría, libros y películas.

Sé que no te gusta que no te cumplan lo que prometen, pero yo si estoy dispuesto con lo que te prometo aquí.

108 horas y contando, amor.